Si durante la vista del juicio por el 9-N Artur Mas había hecho gala de una valentía impresionante, ahora echa mano de una coherencia sin límites para recurrir la sentencia.

Las personas solemos ser poco coherentes durante el transcurso de nuestras vidas. Criticamos al Real Madrid y seguimos acordándonos de Guruceta, pero perdonamos los pecadillos del árbitro del partido Barça-Paris Saint Germain. Cosas de la vida. Sólo los grandes hombres, las grandes figuras que guían a los pueblos hacia su libertad pueden darse el lujo de ser coherentes: Coherencia entre sus actos y sus palabras, entre su vida y su pensamiento.

Asi es Artur Mas. Si durante el amargo trance de ser juzgado por ser demócrata, es decir, por poner urnas el 9-N para que los catalanes pudiésemos votar, el ex-presidente de la Generalitat ya se mostró orgulloso y valiente, con frases que siguen la estela de los grandes caudillos por la Independencia como “no señor juez, no teníamos intención de desobedecer” o “todo lo hicieron ellos, los voluntarios. Nosotros sólo pasábamos por allí”; ahora Mas echa mano de ese raro atributo, la coherencia, para recurrir la sentencia.

En su alegato, el ex-presidente de la Generalitat argumenta que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) vulneró cinco preceptos constitucionales, como el de libertad ideológica y de expresión, o el que reconoce el derecho de participación de los ciudadanos en los asuntos públicos. Por eso pide la revocación de la sentencia, que le condenó a dos años de inhabilitación por desobediencia, además de a un año y nueve meses a Joana Ortega y un año y medio a Irene Rigau.

“Aquí el único que puede vulnerar preceptos constitucionales, y ciscarme además en el Tribunal que los debe defender (por el Tribunal Constitucional, TC), soy yo”, declaró, visiblemente irritado. “Llevo desde 2012 cagándome en la Constitución. ¿Y saben por qué lo hago? Porque me vota el pueblo catalán”, señaló. “En cambio ellos no son más que unos simples juececillos a los que no vota nadie. ¿Quién les ha facultado para cagarse en lo que yo me cago cada día? Por eso deben absolverme”.

Nada más conocerse estas manifestaciones, el Sindicato de Intelectuales, Periodistas y Tertulianos de Guardia (SIPUTA), emitió un comunicado apoyando las palabras de Mas: “No son las pingües subvenciones que recibimos las que hablan por nuestros labios. Es la indignación de ver cómo se pisotea una vez más la libertad”, afirman. “Nos dirán que no, pero por libertad entendemos también la que tiene una persona a cagarse en la Ley, a violarla, a escupirla, pero también a invocar su protección si conviene”.

El comunicado se hizo público en el Hotel Majestic de Barcelona, otrora escenario de planes y pactos políticos. Los Intelectuales, Periodistas y Tertulianos de Guardia comieron langosta termidor, filé mignon y profiteroles con chocolate, todo ello regado con los mejores caldos y cavas catalanes del mercado. La cuenta corrió a cargo, sin que sirva de precedente, de la Consejería de Interior de la Generalitat. “Lo cual no influyó para nada, evidentemente, en nuestro inquebrantable apoyo a Artur Mas”, declaró el presidente del SIPUTA.

Un comentario en «Mas: “Me cisco en la Constitución pero me acojo a ella, señoría”»
  1. el que se cisca en la Constitución se caga en ella. Dicho menos fino para el ciscador que parece que se zulla en la misma.

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