El autor Ino Pagès, hasta ahora, sólo había publicado su número de móvil en las puertas de los WC de señoras.

El colaborador de Charnego News, Ino Pagès, presentó el pasado día 30 de octubre su primera novela, Celibato Cascajo –en la que narra las aventuras de un joven que sueña con ser agente secreto al servicio de la Generalitat de Catalunya–, en la sala de actos del museo Torre Balldovina de Santa Coloma de Gramenet. En la presentación le acompañó su amigo, y también presunto escritor en ciernes, Jordi Cuevas Gemar.

Durante la presentación, Jordi Cuevas leyó un texto del historiador y arqueólogo Marc Garrido Orce, miembro del Consejo de Redacción de los Pijoapartes, editores de Charnego News, quien excusó su presencia en el acto alegando motivos de trabajo, ya que en aquellos momentos se hallaba muy ocupado huyendo de una tribu de salvajes cazadores de cabezas en una remota selva de América del Sur, tal como suelen hacer los arqueólogos habitualmente.

Ino Pagès es –en palabras del profesor Garrido Orce–, una “joven promesa” de 54 años de la literatura española y catalana que acaba, ahora, de publicar su primera novela, a pesar de que, en realidad, lleva ya mucho tiempo dejando constancia escrita de su paso por el mundo. Más en concreto, había ido dejándola por las puertas de los lavabos de señoras de numerosos bares y locales de copas de Barcelona y de Santa Coloma, con inclusión de su número de móvil y un listado de sus preferencias y habilidades sexuales, ya que Ino es de la época de cuando aún no existía Tinder ni otras apps de contactos. Y, aunque no nos consta que nunca le hayan llamado, quizá ahora (que ya es un escritor famoso) tenga más suerte.

Respecto a “Celibato Cascajo”, podemos decir de ella que es una novela que se inserta en lo que es ya, de por sí, un auténtico género: el de la novela urbana barcelonesa. E, incluso, dentro de un subgénero: el de la novela esperpéntico-humorística con un protagonista excesivo y desaforado, en la línea de El misterio de la Cripta Embrujada o de El laberinto de las aceitunas, de Eduardo Mendoza, Lo mejor que le puede pasar a un cruasán, de Pablo Tusset, o La loca huida de Puigdemont en el maletero de un Seiscientos, de Quim Torra y Pilar Rahola.

Celibato Cascajo se inserta en el subgénero de la novela humorística con un protagonista excesivo y desaforado, en la línea de El misterio de la Cripta Embrujada, de Eduardo Mendoza, Lo mejor que le puede pasar a un cruasán, de Pablo Tusset, o La loca huida de Puigdemont en el maletero de un Seiscientos, de Quim Torra y Pilar Rahola.

Con Pablo Tusset, además –y con otros grandes escritores catalanes como Javier Pérez Andújar o como Javier Cercas–, Ino Pagès comparte toda una serie de referentes generacionales que se manifiestan constantemente en su literatura: la memoria de los últimos años del franquismo; el recuerdo de la Transición como un violento borbotón de libertad que sacudió al país, como un huracán, de arriba abajo; la influencia de la cultura underground y del cómic… Y, aunque “Celibato Cascajo” sea una novela pretendidamente futurista, ambientada en la Barcelona distópica de un mundo futuro tan amenazador como cercano, está, en realidad, llena de referentes generacionales de aquella Barcelona pre-olímpica de finales de los setenta y principios de los ochenta que algunos llegamos a conocer, y que muchos ya no recuerdan.

Se podría decir, en este sentido, que es una novela retrofuturista, como la película «Brazil», de Terry Gilliam. Desde sus páginas nos asaltan continuamente imágenes que parecen sacadas de la revista Makoki, de El Papus, de El Víbora, o de los cómics de las series “Paracuellos” o “Una, Grande y Libre”, de Carlos Giménez. De un momento a otro esperaríamos ver aparecer en ellas a personajes como Anarcoma, Martínez el Facha o Sor Angustias de la Cruz. Aunque en otros momentos, más bien, nos parece habernos pasado sin darnos cuenta a una historieta de Anacleto, agente secreto, de Mortadelo y Filemón, o de 13, Rue del Percebe. Y si tuviésemos que ponerle banda sonora, tendría que ser de Frank Zappa o de La Banda Trapera del Río. Referencias, sin duda, de una época en que éramos más jóvenes y teníamos más ilusiones, o, por lo menos, teníamos más pelo y ligábamos más.

(Aquí, Jordi Cuevas recordó a la audiencia que éstas eran palabras del profesor Garrido Orce, y no suyas, ya que él conserva todavía una frondosa y tupida cabellera. Y porque él, de joven, tampoco se comía una rosca.)

Pero, más allá de esta somera reseña del libro, el profesor Garrido Orce intentó profundizar un poco más en la figura de su autor, Ino Pagès. Y, aprovechando que el acto se desarrollaba en el marco incomparable del Museu Torre Balldovina, el discurso pasó a centrarse en la profunda conexión personal, familiar y hasta histórica que el autor mantiene con la ciudad de Sta. Coloma de Gramenet.

El profesor Garrido reconoció haber recurrido para ello a los servicios del Departamento de Parapsicología, Ufología y Ciencias Paranormales de la Universitat de Miskatònik del Vallès, que también ha colaborado en numerosas ocasiones con los miembros del Institut Nova Història a la hora de establecer, sin ningún género de dudas, la innegable catalanidad de figuras de la cultura universal como Colón, Cervantes, Santa Teresa de Jesús, Shakespeare o Leonardo da Vinci. Y, gracias a los avanzados métodos de estudio de este valiente grupo de investigadores, ahora sabemos que la vinculación de Ino con la ciudad de Santa Coloma no es en absoluto reciente, sino que se remonta hasta la más remota Antigüedad.

En concreto, hemos averiguado que Ino Pagès sería descendiente directo de uno de los grandes guerreros que habitaron en la ciudadela ibérica del Puig Castellar, que está en los orígenes de la ciudad de Santa Coloma, y cuyos restos arqueológicos se guardan en este mismo museo Torre Balldovina. El antepasado de Ino se llamaba Indikortes Balacertar, y era hijo de una hieródula del templo de Melkart, en Gadir, la cual se habría tenido que refugiar en el territorio ibérico de la Layetania huyendo de los desórdenes y las guerras que habían asolado su Turdetania natal (en la actual Andalucía) a la caída del reino de Tartessos.

Gracias al Departamento de Parapsicología, Ufología y Ciencias Paranormales de la Universitat de Miskatònik del Vallès –colaborador habitual del Institut Nova Història–, hemos descubierto que Ino Pagès es descendiente de Indikortes Balacertar, gran guerrero íbero de la Antigüedad.

Las hieródulas, por si alguien no lo sabe, eran las sacerdotisas que se ocupaban de celebrar los ritos de la fertilidad con los que, en la Antigüedad, se festejaba y se favorecía el periódico renacimiento de la Naturaleza, tras los meses del invierno. Y, más en concreto, eran las encargadas de escenificar el ritual religioso de la hierogamia, o unión sexual entre los principios masculino y femenino de la divinidad, por lo que también eran denominadas prostitutas sagradas. (En Sumeria, por ejemplo, las hieródulas habitaban en los templos edificados en la cima de los zigurats, altas torres en forma de pirámide sobre las que descendía periódicamente el espíritu del dios, para cohabitar sexualmente con la hieródula que estaba a su servicio. Aunque las malas lenguas dicen que no era el dios el que bajaba, sino que quien subía era el sacerdote.) Por eso, a causa del origen extranjero de su madre, y por la ocupación de la misma, Indikortes Balacertar era, a menudo, simpáticamente saludado por los otros guerreros íberos con los epítetos de “colono”, “charnego”, “ñordo”, e incluso “hijo de la gran hieródula”.

Sin embargo, Indikortes supo ganarse el respeto y el aprecio de todos sus compañeros de armas gracias al valor y al arrojo que demostró en la defensa de la ciudadela del Puig Castellar frente a las legiones del cónsul Marco Porcio Catón, durante la gran revuelta íbera de los años 197 a 195 a.C.

En aquella gesta militar, que no tuvo nada que envidiar a las de Sagunto o Numancia (aunque la conspiración centralista en contra de Catalunya la haya borrado de los libros de Historia, como acostumbra siempre a pasar con los grandes hitos de la historia catalana), las legiones romanas sitiaron a las tropas íberas hasta que éstas quedaron reducidas a un puñado de heroicos guerreros, entre los que se encontraba Indikortes Balacertar.

Estos guerreros, resueltos a morir antes que entregarse y ser esclavizados por los romanos, decidieron inmolarse colectivamente sobre las murallas de la ciudad, tras decidir, por sorteo, que uno de ellos aguardaría hasta el último momento antes de suicidarse. Este último guerrero era el que debía asegurarse de que no quedase nadie con vida, en la ciudad, que pudiera ser capturado y esclavizado por el invasor.

Ese penoso deber recayó sobre nuestro Indikortes, quien, efectivamente, se aseguró de que no quedara con vida ninguno de sus compañeros antes de que los romanos penetraran en la ciudad. Tras lo cual, y cumplida su heroica misión… se entregó al enemigo. Y vivió, hasta el final de sus días, trabajando como mamporrero en las cuadras del cónsul Marco Porcio, donde se dedicó a atender al fornicio de burros, caballos, y de toda clase de bestias –de dos o de cuatro patas– que requiriesen de su ayuda para llevar a buen término la cópula o coyunda carnal.

Y fue, gracias a ello, que su estirpe llegó a perpetuarse hasta la actualidad, y que su descendiente, Ino Pagès, ha podido deleitarnos con esta novela que hoy presentamos, Celitabato Cascajo, a la que deseamos desde aquí un gran éxito editorial.

Barcelona, 5 de noviembre de 2021

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