“Yo sólo intentaba ser coherente”, declaró Jaume Picarbonell, concejal del pequeño pueblo de Terricabras de Dalt (Tarragona). “¿Acaso no nos llaman anticapitalistas? Pues tendrá que notarse, no?”
El pequeñísimo pueblo de Terricabras de Dalt (Tarragona) amaneció hoy conmocionado. El Concejal de Coherencia Política Jaume Picarbonell, perteneciente a la CUP, intentó seguir el ejemplo de las tres diputadas de su formación que aparecen sobre estas líneas (Mireia Vehí, en el centro, flanqueada por Eulàlia Reguant a la izquierda y Gabriela Serra a la derecha) y, a la vez, hacer honor a la concejalía que preside (Coherencia Política, creada por la propia CUP).
El concejal convocó a la prensa en la sala de actos del ayuntamiento para, según sus propias palabras, “realizar un acto político relevante”. El edil, imitando a sus compañeras que recientemente rompieron en sede parlamentaria varias fotos de Felipe VI, trató de hacer lo propio con un enorme retrato del ex-presidente Jordi Pujol. Pero fue en vano. Justo cuando sus dedos se posaban sobre la foto del cabezón fundador de Convergència i Unió, una enorme avalancha de tipos calvos, barbudos y tatuados (Garganté style) y de chicas morenas con peinados tipo casco de combate abertzale, todos ellos convenientemente ataviados con el uniforme oficial del partido (camiseta violeta con eslóganes y vistosas botas “Marten” con puntera de acero), irrumpieron en el salón al grito de “Picarbonell, botifler i feixista espanyol” (“Picarbonell, traidor y fascista español”) y la emprendieron a mamporrazos con él, mientras el pobre hombre sólo acertaba a exclamar: “¡Dejarme,copón, que soy el concejal de Coherencia Política!”.
Tras el incidente, la dirección del partido anticapitalista (y antisistema y anti-compresas y anti…) en Tarragona, hizo público un comunicado en que se aseguraba que “una cosa es la Coherencia Política y otra muy diferente hacerle el juego a los poderes del estado español”. “Felipe VI” -afirma- “es la cabeza visible de esa super-estructura represiva que se llama España. Y Jordi Pujol, aunque se halle imputado por tremenda corrupción y casualmente ya nadie hable de él, no deja de llamarse Pujol. ¿Que es un corrupto? Sí, pero es nuestro corrupto”. El comunicado deja meridianamente claro que la detención del ex-fundador de Convergència se enmarca en una campaña sistemática de acoso y derribo al llamado “Procés” independentista llevada a cabo por el estado español. “Que el hombre se haya llevado billones durante su mandato gracias al 3%, pase. Que montara una red clientelar a lo largo y ancho de Cataluña que funcionó durante 23 años sin que nadie dijera esta boca es mía, bueno. Pero que los jueces del enemigo español le pongan la mano, encima… ¡Ah, eso no! Por ahí no pasa la CUP”.
Mientras tanto, en el Hospital Santa Tecla de Tarragona, el maltrecho y herido concejal de Coherencia Política trataba de reponerse de sus múltiples contusiones. Desmoralizado y entubado, Picarbonell sólo acertó a decir: “Joder, yo creía que estábamos en un partido anti-capitalista. O al menos eso nos llaman”. “Pues si somos anti-capitalistas” -continuó- “tendrá que notarse, ¿no? Y no me puedo imaginar a alguien más hijo de Trump que Pujol, sinceramente”. Y finalmente remachó: “Pero lo que ya no me cabe en la cabeza es por qué diablos me nombraron concejal de Coherencia Política. ¿Coherencia? Su p… madre”.
Se espera que, tras la salida del Hospital, Picarbonell sea convenientemente depurado. Eso sí, a través de las más refinadas formas de la democracia directa. “Machacamos, sí, pero democráticamente”, concluyó un líder del partido.