“Avui no he pogut jugar amb ningú al pati de la presó, mare. Són tots castellans.”
Después del escándalo suscitado por la difusión de nuevos documentos relativos a la fortuna que el Clan de los Pujol mantenía escondida en diversos bancos de Andorra, se ha hecho pública ahora una estremecedora carta enviada por Jordi Pujol Ferrusola desde la prisión madrileña de Soto del Real, en la que dirige a su progenitora un desgarrador lamento: “Avui no he pogut jugar amb ningú al pati de la presó, mare. Són tots castellans” (“Hoy no he podido jugar con nadie en el patio de la cárcel, madre. Son todos castellanos”).
Con tal expresión, el primogénito de los Pujol evocaba la que dirigía a su amantísima y cristiana madre cuando era aún pequeño y regresaba a su casa, abrumado por la frustración, tras haber tratado infructuosamente de encontrar amiguitos dignos de su posición étnico-económico-cultural en alguno de los parques de su humilde barriada popular, entre General Mitre y la Bonanova, en la modesta parte alta de Barcelona.
Esta carta –conocida casualmente gracias a una filtración que algunas fuentes no autorizadas atribuyen a Celibato Cascajo, nombre en clave de un supuesto y misterioso agente secreto de los Servicios de Inteligencia catalanes– ha levantado numerosas y arriesgadas especulaciones en diversos medios, según los cuales podría estar escrita en clave, tal como las que Marta Ferrusola dirigía habitualmente a los directivos de los bancos andorranos en los que los Pujol tenían escondida su fortuna, y en los que la “matriarca” de la familia se denominaba a sí misma “la Madre Superiora” y pedía la transferencia de “dos misales” a la “biblioteca” de su hijo mayor, transfigurado místicamente en “el Capellán de la Parroquia”.
La expresión “castellans” hace referencia a aquellos que, cuando roban, lo hacen a punta de navaja, y no a base de despacho oficial y comisiones del 3%, como Dios y el Abad de Montserrat mandan
Las sospechas de la prensa se han debido en gran parte a la constatación del hecho estadístico de que muchos de los reclusos con los que Jordi Pujol Jr. comparte su estancia en el citado centro no han nacido en Valladolid, Tordesillas ni Toledo, sino que proceden en realidad de las más diversas partes del mundo, desde Colombia o Marruecos hasta Gambia o Rumanía.
A ello, sin embargo, habría que contraargumentar que, en el entorno generacional y sociocultural de los hijos de la familia Pujol, la expresión “castellans” no habría sido nunca utilizada en un sentido estrictamente administrativo-geográfico, sino en otro mucho más genérico y habitualmente descalificador, equivalente en mayor o menor medida al de los epítetos “murciano”, “garrulo”, “quillo” o “charnego”; es decir, como sinónimo de personas de extracción social obrera, cuya lengua materna no es el catalán, y que si tienen que robar lo hacen enseñando la cara y tirando de navaja, como El Vaquilla o El Torete, en lugar de hacerlo a golpe de chequera, de comisiones del 3% y de reuniones en despacho oficial, como Dios y el Abad de Montserrat mandan.
Hay también que decir que “els castellans”, en este sentido, han sido siempre objeto de una honda preocupación política y social para el ex molt honorable president Pujol, tal como ya expresó en su famoso y muy citado libro de 1976 “La inmigración, problema y esperanza de Cataluña”, en la que consideraba a los inmigrantes –especialmente los andaluces– como “hombres anárquicos y destruidos”, y que podían poner en peligro la propia sacrosanta existencia del país. Lo cual, sin embargo, no le impediría pocos años más tarde pedirles el voto a ritmo de rumba flamenca en sus mítines electorales, en los barrios de mayoría inmigrante de Barcelona.
Jordi Pujol, acompañado del grupo musical “Los Chunguitos”, durante un mitin electoral de Convergència i Unió, en el barcelonés distrito de Nou Barris, en 1999
Pero, volviendo a la situación de Pujol Ferrusola en Soto del Real, hay que añadir que las mismas fuentes que han filtrado el contenido de la emotiva carta dirigida a su pu…joliana madre, han revelado también la existencia de fuertes presiones por parte de la misma sobre la Dirección del centro, relativas al bienestar psicológico y gastrointestinal de su queridísimo hijo.
En tal sentido –y después de repetirle varias veces “vagi-se’n a la merda” al mismísimo director de la prisión, para dejar bien claro que no hablaba en broma ni pensaba andarse con chiquitas–, se sabe que la Ferrusola ha conseguido imponer para su hijo una dieta especial a base de botifarra de pagès, mongetes del ganxet, anxoves de l’Escala y conill a la brasa amb all-i-oli, acompañado todo ello, por supuesto, de pa amb tomàquet, vi blanc del Empordà y negre del Priorat, y cavas de reserva familiar de Sant Sadurní d’Anoia; y de la cual, por supuesto, quedan excluidos el cus-cus y las arepas que se suministran habitualmente al resto de los reclusos. Porque ya se sabe que, “a esta gente de fuera, encima de que vienen pidiendo comida, hay que darles de la que a ellos les gusta, porque la que tenemos aquí no les vale”, tal como en repetidas ocasiones ha repetido la iracunda ex primera dama catalana, y actual Madre Superiora del Convento.
Preciosos los pendientes de la futura Madre Superiora – Porque en los tiempos de la foto aún no había profesado – dónde los venden? Porque en el «chino» de al lado aún no tenían ( tiempo al tiempo)